domingo, 28 de febrero de 2010

Leon y provincia.- Febrero de 2010


Habiamos madrugado mucho, y a las 13 horas ya estabamos en Leon, con muchas ganas de ver esta ciudad castellana, sus monumentos y sitios de interes y asi, tras dejar las cosas en el hotel nos dirijimos, raudos, al "barrio humedo", un barrio en el centro antiguo de la ciudad que debe su sobrenombre a la cantidad de bares, buenos bares, que tiene por todas sus calles. Cada uno tiene tres o cuatro especialidades de tapas y la gente que lo frecuenta, nativos y forasteros, van haciendo un verdadero viacrucis eligiendo las tapas de su interes que por supuesto destacan por la cantidad y calidad que los dueños se afanan por dar a conocer. Es facil comer muy bien solo con las tapas. Algunos bares colaboran facilitando la comida permitiendo los minis de cerveza o vino con la misma tapa. Y si encima pides alguna racion, como en nuestro caso de cecina (que gran y buenisima cecina nos comimos en el Tizon) el tentempie se convierte en opiparo.
Y asi, con las pilas bien cargadas iniciamos con buen pie la primera aproximacion turistica a la ciudad que iniciamos por el Parador de turismo de San Marcos. Edificio soberbio en el que tomamos cafe y visitamos las dependencias abiertas al publico entre las que no estaba, por desgracia el patio central, al que solo pudimos entrever tras unos cristales. Lo intentamos conseguir atraves del museo de Leon, que es un edificio anexo al Parador, pero tampoco fue posible. Estaba en obras. Asi que nos quedamos con las ganas de ver el patio dichoso. ¡Otra vez sera¡
Paseo por las orillas del Bernesga, poco crecido para lo que habia llovido, y visita a San Isidoro, templo romanico espectacular y la Catedral, una maravilla, sobretodo vista desde el interior, con sus vidrieras y por el camino admiramos la obra de Gaudi, la casa Botines, nos hicimos las foto con la figura del catalan que descansa en un banco a los pies de su obra y vimos el palacio de los Guzmanes, sede de la Diputacion, aunque en esta ocasion solo por fuera, que estaba cerrada.
Breve descanso en el hotel, y vuelta al barrio humedo, que habia que cenar y ver la ciudad iluminada, igualmente espectacular. Y con una ultima copa a dormir que el dia siguiente, segun la programacion que llevabamos, iba a ser largo.
Temprano, salto de la cama y a mirar el tiempo que iba a hacer. Se esperaba lluvia pero un manto blanco cubria todo lo que podia ver. Mi coche, irreconocible, tenia 10 centimetros de nieve encima y eso, a uno de Jaen, que no esta acostumbrado, acojona. Y encima seguia nevando. Asi que los planes previstos peligraban. Y asi fue.
Por suerte, la nacional hacia Astorga no estaba mal y dejo de nevar y llegamos sin novedad, un poco asustados, eso si, por la cantidad de nieve en las cunetas, a Puente de Orbigo, donde cruzamos el famoso puente de Don Suero de Quiñones, en el que habia estado varias veces antes y que me sigue emocionando cuando lo cruzo. Volvio a nevar, debilmente, y con nieve llegamos a Astorga.
Preciosa ciudad y con nieve mucho mas. Visitamos la catedral, el palacio episcopal de Gaudi, las murallas romanas y la plaza del Ayuntamiento y debilmente seguia nevando.
Iniciamos la ascension a Rabanal del Camino. Solo pudimos llegar a Castrillo de los Polvazares. La nieve ya se acumulaba en la carreterilla y seguiamos subiendo. Era una temeridad seguir y nos dimos la vuelta sin poder visitar la, para mi, mas bonita etapa de todo el Camino de Santiago. Decidimos volver a la autovia e irnos a Ponferrada y al ver que el tiempo mejoraba seguimos hasta El Cebreiro, ya en Lugo, desde donde regresamos, por la carretera antigua hacia Ponferrada, pasando y visitando Vega de Valcarce y su refugio y Villafranca del Bierzo con su castillo y su iglesia de Santiago y su puerta del Perdon.
Y por fin Ponferrada, pero al ver que el buen tiempo seguia, decidimos continuar viajando y subir a la Cruz de Hierro, a Rabanal, haciendo el camino inverso a como lo habiamos pensado. Carretera malisima, dificil, de montaña pero hubo recompensa y al menos llegamos a la Cruz de Hierro, uno de nuestros grandes objetivos al iniciar el viaje.
Y de vuelta, pasamos por Molinaseca, atravesamos su puente y paseamos por su calle de Santiago y casi de noche llegamos a Ponferrada.

Cenamos por el pueblo, lo visitamos de noche y a la mañana siguiente volvimos a ver su castillo y entramos en la Basilica de la Virgen de la Encina.

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