Salgo del albergue a las 6,3o horas, aun de noche. Avanzo por la calle Mayor y atravieso por ultima vez el puente. Me encuentro con un matrimonio madrileño y hacemos varios kilometros juntos. Vemos un trozo de calzada romana que hay en Cirauqui, con restos de un puente, me echo una foto y pierdo la cantimplora y de aqui a Estella tengo que ir con una bolsa de agua, hasta que compro una botella a la que le pongo unas cuerdas y me queda una cantimplora la mar de chula.
Estella es preciosa, una ciudad con varios monumentos importantes en el Camino, de los que me quedo sin duda con San Pedro de la Rua, la iglesia, la escalinata, pero sobretodo con el claustro. Que maravilla.
A los pocos kilometros esta el Monasterio de Irache, y cien metros antes de llegar esta la famosa fuente del vino donde cualquier peregrino puede beber todo el vino que quiera. Total, que alli desayuno y me tomo tranquilamente un par de vasos de vino. No muy bueno, la verdad. Al rato se presentan varios mandos de la Guardia Civil, les presto mi vaso y hablo un rato con ellos. Me cuentan que es que estan esperando al ministro de cultura, que viene al monasterio y que esta cerrado a las visitas. Total que por culpa del Sr. Rajoy no pude ver el monasterio hasta algunos años mas tarde. Entre una nube de guardias y de choferes, atravieso Irache y los alrededores. Y apartir de ahi un trozo de 13 kilometros sin un mal pueblo, ni nada. Solo y con un sol de justicia. Me encuentro una brasileña sola, pero entre el idioma y que esta medio loca pronta la dejo y sigo avanzando por aquel erial insoportable. Que largo se me hizo este trozo. Eso si, recuerdo con fruiccion la fuente de agua fresca que me encontre al llegar a Los Arcos. Que sensacion de frescor al meter la cabeza en el agua. Termine con los brazos, las pantorrillas y el cuello quemados. Miguel y yo vemos el pueblo, precioso y trabamos amistad con un madrileño que trabaja en la Renault, Entrena se llama, un tio muy majo y con problemas en los pies. No tenia ampollas, eran ampollas. Que horror. No creo que llegara muy lejos porque tenia que ser doloroso andar con esos pies. Nos tomamos unas jarras de cerveza y fuimos a una misa para peregrinos que hacia el parroco del lugar en una iglesia preciosa. Luego nos enseño el coro y el organo, del que Entrena resulto ser un experto. Despues, comida en restaurante bueno, bonito y barato y a dormir en un albergue bueno, nuevo, con cuatro camas por habitacion, muy bien. y despues de recorrer 43,4 kilometros de la etapa eso se agradece. Mis pies siguen mejorando y casi me olvido de ellos.
Estella es preciosa, una ciudad con varios monumentos importantes en el Camino, de los que me quedo sin duda con San Pedro de la Rua, la iglesia, la escalinata, pero sobretodo con el claustro. Que maravilla.
A los pocos kilometros esta el Monasterio de Irache, y cien metros antes de llegar esta la famosa fuente del vino donde cualquier peregrino puede beber todo el vino que quiera. Total, que alli desayuno y me tomo tranquilamente un par de vasos de vino. No muy bueno, la verdad. Al rato se presentan varios mandos de la Guardia Civil, les presto mi vaso y hablo un rato con ellos. Me cuentan que es que estan esperando al ministro de cultura, que viene al monasterio y que esta cerrado a las visitas. Total que por culpa del Sr. Rajoy no pude ver el monasterio hasta algunos años mas tarde. Entre una nube de guardias y de choferes, atravieso Irache y los alrededores. Y apartir de ahi un trozo de 13 kilometros sin un mal pueblo, ni nada. Solo y con un sol de justicia. Me encuentro una brasileña sola, pero entre el idioma y que esta medio loca pronta la dejo y sigo avanzando por aquel erial insoportable. Que largo se me hizo este trozo. Eso si, recuerdo con fruiccion la fuente de agua fresca que me encontre al llegar a Los Arcos. Que sensacion de frescor al meter la cabeza en el agua. Termine con los brazos, las pantorrillas y el cuello quemados. Miguel y yo vemos el pueblo, precioso y trabamos amistad con un madrileño que trabaja en la Renault, Entrena se llama, un tio muy majo y con problemas en los pies. No tenia ampollas, eran ampollas. Que horror. No creo que llegara muy lejos porque tenia que ser doloroso andar con esos pies. Nos tomamos unas jarras de cerveza y fuimos a una misa para peregrinos que hacia el parroco del lugar en una iglesia preciosa. Luego nos enseño el coro y el organo, del que Entrena resulto ser un experto. Despues, comida en restaurante bueno, bonito y barato y a dormir en un albergue bueno, nuevo, con cuatro camas por habitacion, muy bien. y despues de recorrer 43,4 kilometros de la etapa eso se agradece. Mis pies siguen mejorando y casi me olvido de ellos.
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